La historia del fósforo comenzó en el año 1669 cuando Brandt, un alquimista alemán que trabajaba con orina intentando hallar la piedra filosofal (principio que permitiría transformar a los metales en oro o plata), descubre después de un trabajoso proceso que inició con el estacionamiento de la orina por semanas, un residuo blanco que brillaba en la oscuridad y ardía con llama brillante. Este elemento recibió años más tarde el nombre de fósforo (portador de luz).
El fósforo es un elemento muy reactivo, ubicado en el grupo
V (15) de la tabla periódica. Gracias a su reactividad no se halla en estado
nativo en la naturaleza sino como fosfatos inorgánicos. En el organismo cumple
un rol importante en el transporte de energía como ATP (adenosín tri fosfato).
Se presenta en varias formas alotrópicas de las cuales las
más conocidas son la blanca, la roja y la negra.
El fósforo blanco es una molécula tetraédrica, P4, de bajo
punto de fusión como todos los sólidos moleculares. De aspecto ceroso, es
soluble en solventes orgánicos como el sulfuro de carbono e insoluble en agua.
Por calentamiento del fósforo blanco hasta alrededor de 300
° C en ausencia de aire, se obtiene el fósforo rojo. Este es un sólido amorfo y
denso, con un punto de fusión de 600 °C. Es estable, se puede almacenar en
presencia de aire y arde a alrededor de 400 ° C.
El fósforo negro, muy estable se obtiene calentando a
presión elevada el fósforo blanco.
Usos
El fósforo blanco es muy inflamable y extremadamente
venenoso. Se ha utilizado como arma química y para hacer cortinas de humo. Se
dejó de utilizar en la fabricación de cerillas por el peligro que implicaba su
manipulación y por provocar necrosis en la mandíbula de las trabajadoras.
El fósforo rojo se utiliza para fabricar cerillas, aunque no
en la cabeza (mezcla de cloruro de potasio y sulfuro) sino en el rascador. Al
frotar se produce la combustión del fósforo generando luz y calor.
El fósforo negro tiene un gran futuro en la electrónica,
funcionando muy bien como transistor, especialmente luego de que investigadores
irlandeses lograran la técnica para conseguirlo en grandes cantidades. Se
estima que también sería muy útil para desarrollar interruptores ópticos,
sensores de gas y paneles solares.